Carreño revive ante Gómez y asegura la victoria de España
Pablo Carreño logró una victoria agónica (5-7, 6-3, 7-6) ante Emilio Gómez para darle la segunda y decisiva victoria a España ante Ecuador
Feliciano levanta a España y suma el primer punto
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Pablo Carreño nos dio un susto de muerte y acabó apuntándose a la fiesta de España en el estreno de la Copa Davis. El tenista asturiano estuvo muy cerca de protagonizar –de forma negativa– la gran sorpresa de lo que va de torneo, pero supo desbloquearse a tiempo y reducir (5-7, 6-3, 7-6) a un enorme Emilio Gómez para confirmar el triunfo de la anfitriona ante Ecuador, a la espera del dobles, decisivo para sellar el necesario pleno en la eliminatoria. Carreño jugó uno de los peores sets de su carrera, agarrotado por la presión, subió su versión en el momento justo para remontar y tras una nueva caída, sacó fuerzas de flaqueza en el tie-break decisivo para atar la victoria.
Después de la fiesta liderada por Feliciano en el primer punto de la eliminatoria, España se iba a encontrar con un revés inicial en el segundo punto, el que teóricamente se consideraba dado gracias a la solidez y el talento de Pablo Carreño. El asturiano, introvertido por naturaleza pero luchador hasta la extenuación, no encontraría la tecla para mantener en la raya a Emilio Gómez, hijo del legendario Andrés Gómez y que si bien no ha alcanzado grandes éxitos como su progenitor, tuvo un gran día ante todo un bronce olímpico como Pablo.
El asturiano, no hay que mentir, jugó un primer set absolutamente agarrotado, probablemente consecuencia de la tensión y los constantes ida y vueltas derivados de las turbulencias vividas en el equipo español en las últimas horas. Carreño cedió su servicio en el primer aviso de Gómez, bailarín sobre la pista y con una derecha que le dio la iniciativa en un importante número de puntos. Los errores de Pablo hicieron el resto en un primer tramo del que el español se levantó con un break que parecía el de la reactivación, pero Emilio no cedió y con sus movimientos de púgil, forzó el 5-5.
Templado y ordenado en su juego, Gómez sacó adelante con firmeza su servicio mientras Pablo se perdía en la obligación de ganar y con una doble falta, consumaba la marcha del primer set lejos de España y muy cerca de Ecuador, que en el segundo encuentro daba la primera sorpresa parcial de la serie, pero no del partido.
Gómez apaga a Carreño
Pablo estaba perdido, desanimado por sus propios fallos, impropios de un tenista con sus golpes, su talento y sobre todo su capacidad de meter una y otra bola durante varias horas. Carreño no era Carreño y en el segundo set el rock and roll del juego de Emilio Gómez volvió a tirarle de la ola, dejándole al límite del gran patinazo de lo que va de Copa Davis.
El ecuatoriano, completando uno de los tramos de partido de su vida, se colocó con 3-2 favorable y 15-40 con el saque de un Carreño al que no sabía por dónde le venían los golpes desde el otro lado. Emilio se parecía más a Andrés, su padre y ganador de Roland Garros 1990, que a su propia versión, que no le ha dotado de grandes resultados en una década en el circuito ATP.
Todo estaba gris oscuro, casi negro, pero Pablo supo pintarlo de blanco cuando pocos en el Madrid Arena se atrevían a ondear sus banderas en forma de victoria. La primera pelota de break de Gómez fue respondida con un punto majestuoso del asturiano, que de repente reconectó con su juego y con ello a los miles de aficionados españoles que copaban las gradas del multiusos de la capital. Pablo levantaría el juego y acto seguido, rompería el servicio de su rival, colocándose por fin con el dominio del partido de su lado.
Carreño gana, pierde y vuelve a ganar
Lo que habían sido errores se convirtieron en los golpes que le llevaron a dos semifinales del US Open, un bronce en los recientes Juegos de Tokio y un puesto eventual en el Top 10. Pablo Carreño es uno de los grandes y resucitó como uno de ellos, haciéndose con el segundo set en un abrir y cerrar de ojos, antes de continuar con el trabajo dejado para el último momento con puntualidad y determinación.
Un nuevo break favorable a España parecía marcar el devenir del tercer set, en el que Emilio Gómez seguía dejando puntos para el recuerdo y la esperanza aunque con una diferencia clara. En el grueso de los intercambios dominaba Carreño, rascando poco a poco y sumando juegos con un saque muy mejorado y una derecha que por fin le corría como deseaba.
El ambiente volvía a ser lo que fue en el primer partido de Feliciano, pero las dudas de Pablo volvían a callar a la afición, contagiada de la presión con la que no pudo su tenista con 5-2 favorable. Pasaban a celebrar los numerosos ecuatorianos, en un juego kilométrico que se acabó llevando Gómez al saque, alimentado por un break seguido que ponía las tablas y dejaba la decisión en la muerte súbita. Ahí sí que Pablo no fallaría. Nervios de acero en el momento decisivo y victoria, agónica, sin brillantez pero por todo lo alto, para alimentar el sueño de España en la Davis.